Sus reglas, mis reglas


En vista y consideración de cómo están resultando las cosas, sería un buen momento para declararme amoral, asumiendo las cosas cómo están ocurriendo, mis reglas son totalmente inaplicables y de lleno asumo las suyas como procedicimento. Por completo asumiendo el riesgo de salir dañado de todo este asunto y con entero manejo de mis facultades mentales - excepto por el copete que nos tomamos en el bar -, y por tanto asumo todos los riesgos.

Creo fehacientemente que vale la pena intentarlo, aunque después termine pensando que fue una perdida de tiempo y no quiera volver a subyugar mis reglas bajo las de nadie más.