Cuento Zen


Un hombre que caminaba por un campo se encontró con un tigre. Echó a correr con el tigre pisándole los talones. Al llegar a un precipicio, se agarró a la raíz de una enredadera y quedó colgando sobre el vacío. El tigre le husmeó desde arriba. Temblando, el hombre miró hacia abajo, donde otro tigre le esperaba para devorarle. Solo le sostenía la enredadera.

En ese momento, dos ratones, uno blanco y otro negro, comenzaron a roer poco a poco la enredadera. El hombre vio una exquisita fresa cerca de él. Sosteniéndose con una mano, arrancó la fresa con la otra. ¡Que sabor tan dulce tenía!

Paul Reps, Zen flesh, Zen bones

Cómo un Alfajor

Lo malo es que al parecer no me vas a dar en el gusto.

P.D.: La foto me la robé de un flog.

Sus reglas, mis reglas


En vista y consideración de cómo están resultando las cosas, sería un buen momento para declararme amoral, asumiendo las cosas cómo están ocurriendo, mis reglas son totalmente inaplicables y de lleno asumo las suyas como procedicimento. Por completo asumiendo el riesgo de salir dañado de todo este asunto y con entero manejo de mis facultades mentales - excepto por el copete que nos tomamos en el bar -, y por tanto asumo todos los riesgos.

Creo fehacientemente que vale la pena intentarlo, aunque después termine pensando que fue una perdida de tiempo y no quiera volver a subyugar mis reglas bajo las de nadie más.

Borrando los puntos negros


Cómo llegué antes, borré los post que no quería que leyeras, no, no borré nada así que puedes leer las cosas malas también